Nunca más que ahora es necesario proteger nuestro entorno, vivimos en un mundo completamente sensorizado, donde hemos hecho un despliegue masivo de tecnología inmadura desde el punto de vista de la seguridad. Todos los días oímos alguna noticia relacionada con el robo de identidades o de gobiernos pidiendo explicaciones por supuestas escuchas o accesos no autorizados a información confidencial, o caída de servicios de algunas de las empresas más importantes del mundo debido a un ciberataque.
Son muchos los retos que tenemos por delante y es que en estos momentos nadie es ajeno a este tema, no solo nos afecta como empresas, organizaciones o gobiernos, si no como ciudadanos. Avanzamos hacia una sociedad donde la revolución 4.0, llena de drones, coches que se conducen solos y brazos articulados que realizan complejas operaciones quirúrgicas teledirigidos a distancia son ya habituales. La UE calcula que en todo el mundo hay 1,7 millones de robots y su crecimiento es imparable. Los europarlamentarios han llegado a la conclusión de que es necesario elaborar un estatus legal de la “persona electrónica” , la interacción entre personas y robots también plantea problemas de seguridad y confidencialidad “Si no queremos que cada coche nos vigile y cada lavadora nos grabe, hay que regular la privacidad”, una sociedad donde se reinventa el modelo de comercio con protocolos como OpenBazaar para “desintermediar” a Amazon, eBay o crear redes sociales descentralizadas para que no sean empresas como Google, Facebook o Twitter las que obtengan la información de los usuarios ( y la utilicen en su provecho) y que se gestione de forma descentralizada, siendo propiedad de todos los usuarios. Aquí, el modelo del blockchain ofrece mucho más que la eficiencia en las transacciones o la flexibilidad, va más allá. Puede proporcionar una identidad a los que no la tienen, o promover la inclusión financiera, actualmente se están explorando también aplicaciones en el sector de la Sanidad o el Registro de la propiedad dentro del ámbito de lo público.
En definitiva, donde la privacidad es cada vez más un lujo y de hecho la Unión Europea ha publicado el reglamento Reglamento de Protección Datos (GDPR) que provee de las garantías necesarias para el libre intercambio de información dentro de la EU. Como ciudadanos debemos ser conscientes de la importancia de nuestros datos en un mundo donde las personas se proyectan al entorno digital, construyendo una auténtica identidad paralela, los límites dela persona se proyectan mucho más allá de su intervención física, permitiendo autenticarse y operar en un universo digital de posibilidades: acceso a redes sociales, operaciones financieras, adquisición de bienes y servicios. En un marco así, la información, no sólo la aportada por los usuarios, sino la información generada y explotable como resultado de la actividad directa de los mismos, permiten, más que nunca en la historia, generar petabytes de datos sensibles, que afecta de forma directa a la privacidad de las personas y debe ser protegida, en un mundo que ha de ponderar entre una miríada de factores técnicos así como de derechos individuales y personalísimos. Una persona, proyectada al mundo digital duplica o triplica su presencia de lo que significaría su mera capacidad de acción como persona física.
Así mismo, la brutal capacidad de procesamiento de información reinante, permite que las obsolescentes técnicas estadísticas den paso a un mundo de análisis de información, no sólo de una muestra, sino de la población completa, y en tiempo real. Donde el individuo se diluía en categorías creadas por aproximación estadística, ahora es objeto de estudio en sí mismo, como por ejemplo es el caso de la incipiente genómica, que con su secuenciación, permitirá a las grandes organizaciones de cuidados y salud, tanto públicas como privadas, tomar decisiones mucho más granulares, caso por caso. Toda esta información personal y las consecuencias de ella derivada, ha de ser, más que nunca, protegida y sometida a las garantías que permiten que derechos fundamentales de las personas no se vean vulnerados.
Es en esta sociedad en la que nuestra empresa quiere ser líder y contribuir con soluciones que faciliten el día a día de los ciudadanos a través la innovación.
Nuestro compromiso es que todas estas nuevas oportunidades de negocio que desarrolla Fujitsu, desde las plataformas de blockchain, lo último en inteligencia artifical, el mundo IoT, pero también el negocio más tradicional como cajeros, desarrollo de aplicaciones, puesto de trabajo del futuro lleven implícitos los controles de ciberseguridad, ya que como decíamos las nuevas soluciones deberían ser seguras si quieren tener éxito en este nuevo entorno actual.